Madre querida, tres Veces Admirable Reina y Vencedora de Schoenstatt, venimos a ti con ilimitada confianza a implorar tu ayuda para obtener de Dios lo que humildemente pedimos.
Tu Hijo te entregó a nosotros como Madre y estableció en la Cruz esta unión eterna. Por eso, arrodillados a tus pies te rogamos, tu protección y ayuda.
Tú que has llevado a cuestas grandes penas y permaneciste fiel al pie de la Cruz, tú que eres salud de los enfermos, consuelo de los afligidos y ayuda de los cristianos, obtén de tu Divino Hijo la respuesta a nuestra plegaria.
Contagianos de tu gozo para que podamos repetir alegremente tu Magnificat y pregonemos la piedad de Nuestro Señor por toda la eternidad.
Amén
Tu Hijo te entregó a nosotros como Madre y estableció en la Cruz esta unión eterna. Por eso, arrodillados a tus pies te rogamos, tu protección y ayuda.
Tú que has llevado a cuestas grandes penas y permaneciste fiel al pie de la Cruz, tú que eres salud de los enfermos, consuelo de los afligidos y ayuda de los cristianos, obtén de tu Divino Hijo la respuesta a nuestra plegaria.
Contagianos de tu gozo para que podamos repetir alegremente tu Magnificat y pregonemos la piedad de Nuestro Señor por toda la eternidad.
Amén
Primer Día: Dios Saluda a María
“El ángel del Señor anunció a María, y ella concibió del Espíritu Santo”.
¡Cuánta luz ha de haber rodeado a la Santísima Virgen en la Anunciación! ¡Qué gran misterio confió el Señor a su cuidado! La venida del Mesías se acercaba y aquella humilde doncella llegaría a ser su Madre. ¡Qué profunda emoción debe haber embargado a María cuando oyó lo increíble: que el Eterno Hijo de Dios quería hacerse uno de nosotros!
Preguntémonos, sin embargo, si acaso este evento trajo tan solo alegría y felicidad a la Virgen María. Claro que no, pues bien sabemos que la hora aguardada por tan largo tiempo traía consigo una profecía de muchísimo sufrimiento. Ella estaba familiarizada con las Escrituras, especialmente los pasajes referentes al Mesías quien, aún a costa de extremadamente dolorosos sufrimientos, quería redimir a un mundo tan profundamente sumergido en la culpa y el pecado. Entonces, ¿no tendría también su Santísima Madre que prepararse para un mar de sufrimientos?
Tal como sucedió a la Virgen María, El espera también nuestro consentimiento. Así nuestro sufrimiento tendrá un profundo significado. Desde que Cristo murió, El permite que aquellos a quienes El ama participen en su muerte, para que así mismo se hagan partícipes de su gloria. Junto con Cristo debemos sufrir por nuestra propia redención y la de los demás.
Danos Señor en este nuevo tiempo que comenzamos la gracia de vivir en íntima Alianza con vos en cada momento. Que recibamos con la misma confianza todas las invitaciones que vienen de tu Nombre. Que celebremos con dicha tanto cuando te haces presente con gozo así como cuando debemos abrir nuestro corazón a la entrega. ¡Que tal como lo hizo María cantemos siempre llenos de Gozo tu Magníficat!
Plegaria
Madre Santísima Tres Veces Admirable Reina y Vencedora de Schoenstatt: Puesto que tú has caminado en la oscuridad de la fe ciega, sometida en todo tiempo a la voluntad del Todopoderoso, ayúdanos a encontrar siempre el amor de nuestro Padre Celestial. Intercede por mí para que Dios nos escuche y, si nuestra súplica tiene cabida en su Divino Plan, concédenos lo que pedimos
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Ejercicio
Pon cuidadosa atención a todo lo que pasa a tu alrededor,
y tómalo como un Saludo de Dios.
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“El ángel del Señor anunció a María, y ella concibió del Espíritu Santo”.
¡Cuánta luz ha de haber rodeado a la Santísima Virgen en la Anunciación! ¡Qué gran misterio confió el Señor a su cuidado! La venida del Mesías se acercaba y aquella humilde doncella llegaría a ser su Madre. ¡Qué profunda emoción debe haber embargado a María cuando oyó lo increíble: que el Eterno Hijo de Dios quería hacerse uno de nosotros!
Preguntémonos, sin embargo, si acaso este evento trajo tan solo alegría y felicidad a la Virgen María. Claro que no, pues bien sabemos que la hora aguardada por tan largo tiempo traía consigo una profecía de muchísimo sufrimiento. Ella estaba familiarizada con las Escrituras, especialmente los pasajes referentes al Mesías quien, aún a costa de extremadamente dolorosos sufrimientos, quería redimir a un mundo tan profundamente sumergido en la culpa y el pecado. Entonces, ¿no tendría también su Santísima Madre que prepararse para un mar de sufrimientos?
Arrodillados silenciosamente frente al Señor, como la Virgen María, meditemos. El camino del cristiano no es un camino idílico lleno de fantasías que lo despegan de la realidad. Es un camino comprometido y lleno de entregas. Lo importante es descubrir que Dios viene a acompañarnos, tanto en el gozo, como en las adversidades. ¿Acaso nuestras cruces, cualquiera que estas sean, no son también saludos de Dios, mensajes del Padre Celestial para nosotros, sus hijos?
Tal como sucedió a la Virgen María, El espera también nuestro consentimiento. Así nuestro sufrimiento tendrá un profundo significado. Desde que Cristo murió, El permite que aquellos a quienes El ama participen en su muerte, para que así mismo se hagan partícipes de su gloria. Junto con Cristo debemos sufrir por nuestra propia redención y la de los demás.
Danos Señor en este nuevo tiempo que comenzamos la gracia de vivir en íntima Alianza con vos en cada momento. Que recibamos con la misma confianza todas las invitaciones que vienen de tu Nombre. Que celebremos con dicha tanto cuando te haces presente con gozo así como cuando debemos abrir nuestro corazón a la entrega. ¡Que tal como lo hizo María cantemos siempre llenos de Gozo tu Magníficat!
Plegaria
Madre Santísima Tres Veces Admirable Reina y Vencedora de Schoenstatt: Puesto que tú has caminado en la oscuridad de la fe ciega, sometida en todo tiempo a la voluntad del Todopoderoso, ayúdanos a encontrar siempre el amor de nuestro Padre Celestial. Intercede por mí para que Dios nos escuche y, si nuestra súplica tiene cabida en su Divino Plan, concédenos lo que pedimos
Lee tus intenciones en este momento.
Y rezamos:
Padre Nuestro, Ave Maria, Gloria y Magníficat
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Ejercicio
Pon cuidadosa atención a todo lo que pasa a tu alrededor,
y tómalo como un Saludo de Dios.
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Oración de los novios a la Virgen
Madre Nuestra:
En tu nombre hemos unido nuestros corazones.
Queremos que presidas nuestro amor;
que defiendas, conserves y aumentes nuestra ilusión.
Quita de nuestro camino cualquier obstáculo
que haga nacer la sombra o las dudas entre los dos.
Apártanos del egoísmo que paraliza el verdadero amor.
Líbranos de la ligereza que pone en peligro la Gracia de nuestras almas.
Haz que, abriéndo nuestros corazones merezcamos
la maravilla de encontrar a Dios el uno en el otro.
la maravilla de encontrar a Dios el uno en el otro.
Haz que nuestro trabajo sea ayuda y estímulo para desarrollarnos plenamente.
Conserva la salud de nuestros cuerpos.
Resuelve nuestras necesidades materiales.
Y haz que el sueño de un hogar nuevo y de unos hijos nacidos de nuestro amor y del cuerpo, sean realidad y camino que nos lleve rectamente a tu Corazón.
Amén.
“NADA SIN TI,
MADRE TRES VECES ADMIRABLE,
MADRE TRES VECES ADMIRABLE,
REINA Y VENCEDORA DE SCHOENSTATT;
NADA SIN NOSOTROS”.
Amén
Amén
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