jueves, 9 de octubre de 2014

Novena de los novios - Día 4

Madre querida, tres Veces Admirable Reina y Vencedora de Schoenstatt, venimos a ti con ilimitada confianza a implorar tu ayuda para obtener de Dios lo que humildemente pedimos.

Tu Hijo te entregó a nosotros como Madre y estableció en la Cruz esta unión eterna. Por eso, arrodillados a tus pies te rogamos, tu protección y ayuda.

 Tú que has llevado a cuestas grandes penas y permaneciste fiel al pie de la Cruz, tú que eres salud de los enfermos, consuelo de los afligidos y ayuda de los cristianos, obtén  de tu Divino Hijo la respuesta  a nuestra plegaria.

Contagianos de tu gozo para que podamos repetir alegremente tu Magnificat y pregonemos la piedad de Nuestro Señor por toda la eternidad.
Amén


Cuarto Día: Respuesta Jubilosa de María en el Magnificat
“Mi alma engrandece al Señor y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador” (Lucas 1: 46-47)

¿Qué tiene que ver el himno de alabanza de María con nuestra Novena y el grito suplicante de nuestro corazón en busca de una respuesta a nuestra súplica? Con el corazón henchido de alegría, María proclamó las grandes obras de Dios. Ella no pensaba en que era la favorita de Dios. Su alegría se desbordaba al mundo entero, cuya redención había llegado “por generaciones y generaciones es su misericordia…El ha exaltado a los humildes…ha saciado a los hambrientos con buenas cosas” (Lucas 1:50). Ella estaba jubilosa por el bien que vendría a otros. En la vida práctica también. María revelaba en su totalidad una actitud de ansiedad para ayudar a los necesitados. Tan pronto como el milagro de milagros sucedió y el hijo de Dios había asumido forma carnal en su vientre, ella no permaneció recluida para adorar al Dios de su corazón, al niño de su vientre, sino que rápidamente se fue a casa de Isabel, donde puso manos a la obra. En qué forma tan humana se reveló la Santísima Virgen. Fue ahí, al servicio de otra persona, que cantó su glorioso Magnificat.

Tal vez la Santísima Virgen nos pueda dar alguna enseñanza en su Magnificat. Ella nos habla de servir y ayudar desinteresadamente? ¿Por qué no tratar, a pesar de nuestras propias penas y preocupaciones, de llevar un poquito de felicidad a otros y de ser verdaderamente amable y caritativo con la mirada, con palabras y con hechos? Roguemos por otros. Haciendo esto pronto descubriremos que nuestra propia pena pierde mucha de su amargura; aprendamos a olvidarnos de nosotros mismos y encontraremos profunda felicidad en medio de nuestros sufrimientos, tal como lo ha escrito San Pablo “Yo reboso de alegría en mis tribulaciones (2Cor. 7:4)”.

PLEGARIA

Madre Santísima, Tres Veces Admirable Reina y Vencedora de Schoenstatt: Tú has cantado tu Magnificat porque el Señor te eligió como Madre, y porque por medio de tu maternidad te convertiste en Sierva de todos. Obtén para nosotros la gracia de cargar nuestro  sufrimiento con alegría y de servir siempre a otros con la esperanza de que Dios me conceda mi petición a través de tu poderosa intercesión. Oh Madre, Tres Veces Admirable y Amantísima Reina. Amén.

EJERCICIO

Trata de ser alegre y amigable en tu trabajo hoy. Usa todas las oportunidades para servir a otros.





Lee tus intenciones en este momento.

Y rezamos:
 Padre Nuestro, Ave Maria, Gloria y Magníficat



Oración de los novios a la Virgen

Madre Nuestra:
En tu nombre hemos unido nuestros corazones.
Queremos que presidas nuestro amor;
que defiendas, conserves y aumentes nuestra ilusión.
Quita de nuestro camino cualquier obstáculo
que haga nacer la sombra o las dudas entre los dos.
Apártanos del egoísmo que paraliza el verdadero amor.
Líbranos de la ligereza que pone en peligro la Gracia de nuestras almas.

Haz que, abriéndo nuestros corazones merezcamos
la maravilla de encontrar a Dios el uno en el otro.
Haz que nuestro trabajo sea ayuda y estímulo para desarrollarnos plenamente.
Conserva la salud de nuestros cuerpos.
Resuelve nuestras necesidades materiales.
Y haz que el sueño de un hogar nuevo y de unos hijos nacidos de nuestro amor y del cuerpo, sean realidad y camino que nos lleve rectamente a tu Corazón.

Amén.



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"NADA SIN TI MADRE TRES VECES ADMIRABLE,
REINA Y VENCEDORA DE SCHOENSTATT;
 NADA SIN NOSOTROS"

Amén

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