jueves, 9 de octubre de 2014

Novena de los novios - Día 6

Madre querida, tres Veces Admirable Reina y Vencedora de Schoenstatt, venimos a ti con ilimitada confianza a implorar tu ayuda para obtener de Dios lo que humildemente pedimos.

Tu Hijo te entregó a nosotros como Madre y estableció en la Cruz esta unión eterna. Por eso, arrodillados a tus pies te rogamos, tu protección y ayuda.

 Tú que has llevado a cuestas grandes penas y permaneciste fiel al pie de la Cruz, tú que eres salud de los enfermos, consuelo de los afligidos y ayuda de los cristianos, obtén  de tu Divino Hijo la respuesta  a nuestra plegaria.

Contagianos de tu gozo para que podamos repetir alegremente tu Magnificat y pregonemos la piedad de Nuestro Señor por toda la eternidad.
Amén

 Sexto Día: Respuesta de Dios a María
Al lamento de María en el templo: “Hijo, ¿por qué nos has hecho esto?” su hijo respondió: “¿No sabes que debo ocuparme de las cosas de mi Padre?” (Lucas 2:49).

María no estaba preparada para tal respuesta. ¡Ah, cómo la ha de haber afligido! No sabía ni qué pensar. Todo el pesar de los últimos tres días volvió a reflejarse en su corazón: las noches de insomnio, la angustia y la incertidumbre de su hijo extraviado. Y luego El, con la cabeza en alto, lleno de esplendor y divina hermosura, parado enfrente de ella, dio su respuesta que lastimó muy profundamente el fondo de su maternal corazón. María había encontrado a su hijo, pero al mismo tiempo se dio cuenta de que lo había perdido. Desde el momento en que Su Padre Celestial tenía primera potestad en el corazón del hijo, su corazón maternal tenía que tomar un lugar secundario. Ella, al unísono con Jesús diría “sí” a la voluntad del Padre. María no pudo comprender de inmediato lo que Jesús dijo, pero guardó cuidadosamente aquellas palabras en su corazón. ¿Acaso tú te encuentras en una situación semejante? Tal vez tú también has perdido a un hijo y la incertidumbre acerca de uno de tus seres queridos ha traído pesar a tu corazón. O tal vez has perdido hogar y posesiones o has visto al sol de tu felicidad  ponerse tras de la tumba. ¿Has perdido tu salud? O a lo mejor la paz en tu corazón, ¡quién sabe, a lo mejor Dios mismo!. Pero si lo que has perdido son bienes terrenales, entonces entrégate completamente a la voluntad de tu Padre Celestial. Tal vez no hayas entendido la lección que Dios te quiere enseñar por medio de este sufrimiento. Sin embargo, estás consciente de la presencia de tu Padre Celestial por encima de ti y de todo a tu alrededor, cuidándote. Así pues, no te enojes con Dios. Haz lo que María: medita, reza y aguarda, confiado en la Divina Providencia. Los planes divinos son de amor y sabiduría. María también te comprende, especialmente ahora que te hallas rodeado de dificultades. Manténte cerca de Dios y agárrate fuertemente de la mano de tu Madre Celestial. En cualquier incertidumbre, ruégale a María:

Yo no sé el camino, Tú lo conoces bien.

Eso me da paz y tranquilidad

más allá de lo que yo puedo expresar;

nada en el mundo ha sido tan claro:

el que confía en María no confía en vano.

PLEGARIA

Madre querida, Tres Veces Admirable Reina y Vencedora de Schoenstatt: Obtén para mí la virtud de una profunda confianza en Dios y la gracia de aceptar la voluntad de Dios siempre como la mejor y la más alta. Yo pongo toda mi confianza en ti y te ruego fervientemente que nunca me abandones y que obtengas de  Dios lo que yo humildemente pido. Amén (Menciónalo aquí en silencio).

EJERCICIO

Hoy no te quejes de los sacrificios. Al contrario, recuerda que tú también debes ocuparte de las cosas de tu Padre, haciendo su sabia y divina voluntad.




Lee tus intenciones en este momento.

Y rezamos:
 Padre Nuestro, Ave Maria, Gloria y Magníficat



Oración de los novios a la Virgen

Madre Nuestra:
En tu nombre hemos unido nuestros corazones.
Queremos que presidas nuestro amor;
que defiendas, conserves y aumentes nuestra ilusión.
Quita de nuestro camino cualquier obstáculo
que haga nacer la sombra o las dudas entre los dos.
Apártanos del egoísmo que paraliza el verdadero amor.
Líbranos de la ligereza que pone en peligro la Gracia de nuestras almas.

Haz que, abriéndo nuestros corazones merezcamos
la maravilla de encontrar a Dios el uno en el otro.
Haz que nuestro trabajo sea ayuda y estímulo para desarrollarnos plenamente.
Conserva la salud de nuestros cuerpos.
Resuelve nuestras necesidades materiales.
Y haz que el sueño de un hogar nuevo y de unos hijos nacidos de nuestro amor y del cuerpo, sean realidad y camino que nos lleve rectamente a tu Corazón.

Amén.



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"NADA SIN TI MADRE TRES VECES ADMIRABLE,
REINA Y VENCEDORA DE SCHOENSTATT;
 NADA SIN NOSOTROS"

Amén

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