jueves, 9 de octubre de 2014

Novena de los novios - Día 2

Madre querida, tres Veces Admirable Reina y Vencedora de Schoenstatt, venimos a ti con ilimitada confianza a implorar tu ayuda para obtener de Dios lo que humildemente pedimos.

Tu Hijo te entregó a nosotros como Madre y estableció en la Cruz esta unión eterna. Por eso, arrodillados a tus pies te rogamos, tu protección y ayuda.

 Tú que has llevado a cuestas grandes penas y permaneciste fiel al pie de la Cruz, tú que eres salud de los enfermos, consuelo de los afligidos y ayuda de los cristianos, obtén  de tu Divino Hijo la respuesta  a nuestra plegaria.

Contagianos de tu gozo para que podamos repetir alegremente tu Magnificat y pregonemos la piedad de Nuestro Señor por toda la eternidad.
Amén


Segundo Día: Respuesta de María al Mensaje del Angel
“He aquí la sierva del Señor, hágase en mí según tu Palabra” (Lucas 1, 37-38)

María en ese momento indudablemente estaba atemorizada ante lo que vio y oyó, atemorizada por el Angel, atemorizada seguramente ante la tarea sin precedente que Dios le asignaba, puesto que ella tan sólo deseaba ser la sierva, no la Madre del Redentor.

¡Todo aquello era tan completamente imprevisto para María! Ella deseaba permanecer virgen y ahora esto sería diferente. Pero no había mucho tiempo para reflexionar. La decisión tenía que ser rápida. El Angel permaneció esperando la respuesta, esa respuesta que determinaría los futuros planes divinos. Era la respuesta de la que dependía la Redención de todo el mundo.

María nunca se revistió de falsa humildad pretendiendo no poder hacerlo.  “Cuando el Angel le reveló que ella podía llegar a ser la Madre de Dios sin perder su virginal virtud, María no titubeó por un momento. Con una simplicidad infantil y depositando toda su confianza, pronunció estas palabras: “He aquí la sierva del Señor, hágase en mí según tu Palabra” (Lucas 1, 37-38).

Ella nos demuestra que todo lo que nos sucede, el paternal amor de Dios lo permite, y por lo tanto su mirada está continuamente puesta en nosotros. El tan solo desea el bien, quiere que nos acerquemos a El. ¡Esto lo debemos creer con todo el corazón!

Recordemos que, como dijo San Pablo: “Para quienes aman a Dios, todas las cosas trabajan para su bien”. Todo lo que necesitamos es admitir con humildad nustra miseria, y elevar incesantemente nuestro corazón con plegarias a El. Ofrezcámosle, toda nustra vida a El.“Dios es Padre. Dios es Amor. Bueno es todo lo que El hace.”

Cuando todo te parezca falto de vida o de razón, repitamos con humildad, junto con María “He aquí la sierva del Señor, hágase en mí según tu Palabra” ¡Sí, Padre Celestial, hágase siempre tu voluntad, ya sea que me traiga dolor, pena o alegría.



Plegaria

Madre Santísima, Tres Veces Admirable y Reina de Schoenstatt, humilde doncella de Nazareth, obtén para mí la gracia de pronunciar un sincero, humilde y resignado SI en mi gran sufrimiento, enséñame a bajar la cabeza bajo la mano de Dios consciente de las palabras: Confía en el Señor como tu Madre Celestial te enseñara, entre más confíes en el Señor, El más bondad y piedad de ti tendrá.
Amén.

Lee tus intenciones en este momento.

Y rezamos:
 Padre Nuestro, Ave Maria, Gloria y Magníficat



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Ejercicio

Hoy pronuncia un deseoso SI a todo evento imprevisto que te sorprenda.
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Oración de los novios a la Virgen

Madre Nuestra:
En tu nombre hemos unido nuestros corazones.
Queremos que presidas nuestro amor;
que defiendas, conserves y aumentes nuestra ilusión.
Quita de nuestro camino cualquier obstáculo
que haga nacer la sombra o las dudas entre los dos.
Apártanos del egoísmo que paraliza el verdadero amor.
Líbranos de la ligereza que pone en peligro la Gracia de nuestras almas.

Haz que, abriéndo nuestros corazones merezcamos
la maravilla de encontrar a Dios el uno en el otro.
Haz que nuestro trabajo sea ayuda y estímulo para desarrollarnos plenamente.
Conserva la salud de nuestros cuerpos.
Resuelve nuestras necesidades materiales.
Y haz que el sueño de un hogar nuevo y de unos hijos nacidos de nuestro amor y del cuerpo, sean realidad y camino que nos lleve rectamente a tu Corazón.

Amén.



Día 1 - Día 2 - Día 3 - Día 4 - Día 5 - Día 6 - Día 7 - Día 8 - Día 9 -

“NADA SIN TI,
MADRE TRES VECES ADMIRABLE,
REINA Y VENCEDORA DE SCHOENSTATT;
NADA SIN NOSOTROS”.

Amén


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