Madre querida, tres Veces Admirable Reina y Vencedora de Schoenstatt, venimos a ti con ilimitada confianza a implorar tu ayuda para obtener de Dios lo que humildemente pedimos.
Tu Hijo te entregó a nosotros como Madre y estableció en la Cruz esta unión eterna. Por eso, arrodillados a tus pies te rogamos, tu protección y ayuda.
Tú que has llevado a cuestas grandes penas y permaneciste fiel al pie de la Cruz, tú que eres salud de los enfermos, consuelo de los afligidos y ayuda de los cristianos, obtén de tu Divino Hijo la respuesta a nuestra plegaria.
Contagianos de tu gozo para que podamos repetir alegremente tu Magnificat y pregonemos la piedad de Nuestro Señor por toda la eternidad.
Amén
Tu Hijo te entregó a nosotros como Madre y estableció en la Cruz esta unión eterna. Por eso, arrodillados a tus pies te rogamos, tu protección y ayuda.
Tú que has llevado a cuestas grandes penas y permaneciste fiel al pie de la Cruz, tú que eres salud de los enfermos, consuelo de los afligidos y ayuda de los cristianos, obtén de tu Divino Hijo la respuesta a nuestra plegaria.
Contagianos de tu gozo para que podamos repetir alegremente tu Magnificat y pregonemos la piedad de Nuestro Señor por toda la eternidad.
Amén
Tercer Día: El Espíritu Santo Alaba a María por medio de Isabel
“Bendita seas tú, porque has creído” (Lucas 1:45-46)
En el primer día de esta Novena aceptamos nuestros sufrimiento como un mensaje del Padre. En el segundo día tratamos de someternos a Dios, nuestro Padre Celestial como un niño. Con María, la Bendita Madre de Dios, le hemos dado nuestro “sí”, con la ciega confianza de que la voluntad de tu Padre ha planeado nada menos que lo mejor para ti, aún cuando El mande penas amargas. Hoy presenciamos el encuentro bendito entre María e Isabel. Nos maravillamos ante las palabras del Espíritu Santo que pronunció Isabel: “y cómo es que he merecido que la Madre de Dios venga a mí?” “Y bendita tú, que has creído”.
¿Qué fue lo que creyó María? Creyó en el poder Supremo de Dios, y nunca dudó que para lograr sus planes, El puede inclusive romper las leyes de la naturaleza. Realmente El había hecho cosas grandes e incomprensibles en María, ella podía cargar al Hijo de Dios bajo su Corazón, y llegar a ser madre sin perder su virginidad. ¡Sí, bendita eres tú porque has creído! Recordemos que esas palabras del Espíritu Santo, en los labios de Isabel fueron también pronunciadas para nosotros. Sí, como María, nosotros también podemos creer, el buen Dios es todopoderoso y está listo, a petición de María, a ayudarnos también si es para nuestra salvación, aún si requiere un milagro. ¿Acaso no es este un destello brillante de esperanza?
El que María es nuesera Madre es un hecho maravilloso. Su más hermoso privilegio de Madre consiste en obtener favores de Dios para nosotros. “La Virgen María ha hecho el milagro” ha sido escrito miles de veces en los Santuarios y Basílicas de Nuestra Santísima Madre, la “Salud de los Enfermos”, el “Consuelo de los Afligidos”, la “Abogada de los Cristianos”. ¿Acaso no todos los Santuarios de la Gran Madre de Dios son testimonio de su gran amor maternal? Acaso no son prueba viviente de su poder?
El mismo Cristo nos exhorta a creer fuertemente en la ayuda milagrosa de Dios, cuando nos dice: “Tened fe en Dios. Ciertamente yo os digo que cualquiera que diga a esta montaña LEVANTATE Y ARROJATE AL MAR sin dudar y creyendo firmemente en lo que diga, lo conseguirá. Por lo tanto yo os digo que todo lo que pidiéreis rezando, creed y lo recibiréis” (Marcos 11:22-25).
Benditos seremos si tenemoss fe en que Dios, por intercesión de María, nos concederá lo que pidamos siempre que sea para nuestro bien, o nos dará fuerzas para cargar nuestra cruz si acaso El, en su misericordia infinita, decide que no es para nuestro bien y no nos lo concede.
PLEGARIA
En tu poder y tu bondad confía, con sencillez filial el alma mía;
en ti, en tu hijo y en cada situación, confía ciego, oh Madre el corazón.
EJERCICIO
Practica la confianza de un niño todo el día.
Lee tus intenciones en este momento.
Y rezamos:
Padre Nuestro, Ave Maria, Gloria y Magníficat
Oración de los novios a la Virgen
Madre Nuestra:
En tu nombre hemos unido nuestros corazones.
Queremos que presidas nuestro amor;
que defiendas, conserves y aumentes nuestra ilusión.
Quita de nuestro camino cualquier obstáculo
que haga nacer la sombra o las dudas entre los dos.
Apártanos del egoísmo que paraliza el verdadero amor.
Líbranos de la ligereza que pone en peligro la Gracia de nuestras almas.
Haz que, abriéndo nuestros corazones merezcamos
la maravilla de encontrar a Dios el uno en el otro.
Haz que nuestro trabajo sea ayuda y estímulo para desarrollarnos plenamente.
Conserva la salud de nuestros cuerpos.
Resuelve nuestras necesidades materiales.
Y haz que el sueño de un hogar nuevo y de unos hijos nacidos de nuestro amor y del cuerpo, sean realidad y camino que nos lleve rectamente a tu Corazón.
Amén.
"NADA SIN TI MADRE TRES VECES ADMIRABLE,
REINA Y VENCEDORA DE SCHOENSTATT;
NADA SIN NOSOTROS"
Amén
Tercer Día: El Espíritu Santo Alaba a María por medio de Isabel
“Bendita seas tú, porque has creído” (Lucas 1:45-46)
En el primer día de esta Novena aceptamos nuestros sufrimiento como un mensaje del Padre. En el segundo día tratamos de someternos a Dios, nuestro Padre Celestial como un niño. Con María, la Bendita Madre de Dios, le hemos dado nuestro “sí”, con la ciega confianza de que la voluntad de tu Padre ha planeado nada menos que lo mejor para ti, aún cuando El mande penas amargas. Hoy presenciamos el encuentro bendito entre María e Isabel. Nos maravillamos ante las palabras del Espíritu Santo que pronunció Isabel: “y cómo es que he merecido que la Madre de Dios venga a mí?” “Y bendita tú, que has creído”.
¿Qué fue lo que creyó María? Creyó en el poder Supremo de Dios, y nunca dudó que para lograr sus planes, El puede inclusive romper las leyes de la naturaleza. Realmente El había hecho cosas grandes e incomprensibles en María, ella podía cargar al Hijo de Dios bajo su Corazón, y llegar a ser madre sin perder su virginidad. ¡Sí, bendita eres tú porque has creído! Recordemos que esas palabras del Espíritu Santo, en los labios de Isabel fueron también pronunciadas para nosotros. Sí, como María, nosotros también podemos creer, el buen Dios es todopoderoso y está listo, a petición de María, a ayudarnos también si es para nuestra salvación, aún si requiere un milagro. ¿Acaso no es este un destello brillante de esperanza?
El que María es nuesera Madre es un hecho maravilloso. Su más hermoso privilegio de Madre consiste en obtener favores de Dios para nosotros. “La Virgen María ha hecho el milagro” ha sido escrito miles de veces en los Santuarios y Basílicas de Nuestra Santísima Madre, la “Salud de los Enfermos”, el “Consuelo de los Afligidos”, la “Abogada de los Cristianos”. ¿Acaso no todos los Santuarios de la Gran Madre de Dios son testimonio de su gran amor maternal? Acaso no son prueba viviente de su poder?
El mismo Cristo nos exhorta a creer fuertemente en la ayuda milagrosa de Dios, cuando nos dice: “Tened fe en Dios. Ciertamente yo os digo que cualquiera que diga a esta montaña LEVANTATE Y ARROJATE AL MAR sin dudar y creyendo firmemente en lo que diga, lo conseguirá. Por lo tanto yo os digo que todo lo que pidiéreis rezando, creed y lo recibiréis” (Marcos 11:22-25).
Benditos seremos si tenemoss fe en que Dios, por intercesión de María, nos concederá lo que pidamos siempre que sea para nuestro bien, o nos dará fuerzas para cargar nuestra cruz si acaso El, en su misericordia infinita, decide que no es para nuestro bien y no nos lo concede.
PLEGARIA
En tu poder y tu bondad confía, con sencillez filial el alma mía;
en ti, en tu hijo y en cada situación, confía ciego, oh Madre el corazón.
EJERCICIO
Practica la confianza de un niño todo el día.
“Bendita seas tú, porque has creído” (Lucas 1:45-46)
En el primer día de esta Novena aceptamos nuestros sufrimiento como un mensaje del Padre. En el segundo día tratamos de someternos a Dios, nuestro Padre Celestial como un niño. Con María, la Bendita Madre de Dios, le hemos dado nuestro “sí”, con la ciega confianza de que la voluntad de tu Padre ha planeado nada menos que lo mejor para ti, aún cuando El mande penas amargas. Hoy presenciamos el encuentro bendito entre María e Isabel. Nos maravillamos ante las palabras del Espíritu Santo que pronunció Isabel: “y cómo es que he merecido que la Madre de Dios venga a mí?” “Y bendita tú, que has creído”.
¿Qué fue lo que creyó María? Creyó en el poder Supremo de Dios, y nunca dudó que para lograr sus planes, El puede inclusive romper las leyes de la naturaleza. Realmente El había hecho cosas grandes e incomprensibles en María, ella podía cargar al Hijo de Dios bajo su Corazón, y llegar a ser madre sin perder su virginidad. ¡Sí, bendita eres tú porque has creído! Recordemos que esas palabras del Espíritu Santo, en los labios de Isabel fueron también pronunciadas para nosotros. Sí, como María, nosotros también podemos creer, el buen Dios es todopoderoso y está listo, a petición de María, a ayudarnos también si es para nuestra salvación, aún si requiere un milagro. ¿Acaso no es este un destello brillante de esperanza?
El que María es nuesera Madre es un hecho maravilloso. Su más hermoso privilegio de Madre consiste en obtener favores de Dios para nosotros. “La Virgen María ha hecho el milagro” ha sido escrito miles de veces en los Santuarios y Basílicas de Nuestra Santísima Madre, la “Salud de los Enfermos”, el “Consuelo de los Afligidos”, la “Abogada de los Cristianos”. ¿Acaso no todos los Santuarios de la Gran Madre de Dios son testimonio de su gran amor maternal? Acaso no son prueba viviente de su poder?
El mismo Cristo nos exhorta a creer fuertemente en la ayuda milagrosa de Dios, cuando nos dice: “Tened fe en Dios. Ciertamente yo os digo que cualquiera que diga a esta montaña LEVANTATE Y ARROJATE AL MAR sin dudar y creyendo firmemente en lo que diga, lo conseguirá. Por lo tanto yo os digo que todo lo que pidiéreis rezando, creed y lo recibiréis” (Marcos 11:22-25).
Benditos seremos si tenemoss fe en que Dios, por intercesión de María, nos concederá lo que pidamos siempre que sea para nuestro bien, o nos dará fuerzas para cargar nuestra cruz si acaso El, en su misericordia infinita, decide que no es para nuestro bien y no nos lo concede.
PLEGARIA
En tu poder y tu bondad confía, con sencillez filial el alma mía;
en ti, en tu hijo y en cada situación, confía ciego, oh Madre el corazón.
EJERCICIO
Practica la confianza de un niño todo el día.
Lee tus intenciones en este momento.
Y rezamos:
Padre Nuestro, Ave Maria, Gloria y Magníficat
Oración de los novios a la Virgen
Madre Nuestra:
En tu nombre hemos unido nuestros corazones.
Queremos que presidas nuestro amor;
que defiendas, conserves y aumentes nuestra ilusión.
Quita de nuestro camino cualquier obstáculo
que haga nacer la sombra o las dudas entre los dos.
Apártanos del egoísmo que paraliza el verdadero amor.
Líbranos de la ligereza que pone en peligro la Gracia de nuestras almas.
Haz que, abriéndo nuestros corazones merezcamos
la maravilla de encontrar a Dios el uno en el otro.
la maravilla de encontrar a Dios el uno en el otro.
Haz que nuestro trabajo sea ayuda y estímulo para desarrollarnos plenamente.
Conserva la salud de nuestros cuerpos.
Resuelve nuestras necesidades materiales.
Y haz que el sueño de un hogar nuevo y de unos hijos nacidos de nuestro amor y del cuerpo, sean realidad y camino que nos lleve rectamente a tu Corazón.
Amén.
"NADA SIN TI MADRE TRES VECES ADMIRABLE,
REINA Y VENCEDORA DE SCHOENSTATT;
NADA SIN NOSOTROS"
NADA SIN NOSOTROS"
Amén
No hay comentarios:
Publicar un comentario