lunes, 3 de marzo de 2014

7 días a San José - Sábado

San José, ministro de la salvación.

Inicio de cada día:
Acto de Contricción

Patriarca Santo, bendito San José,
custodio de los desamparados
aquí humildemente llegamos
arrepentidos de nuestros pecados.

Oye nuestros ruegos, no nos abandones,

bríndanos siempre tu protección.
 Haz que en el cielo, nuestras oraciones
sean acogidas y tengan valor.

Tu que gozas de eterna gloria,
donde se siente perfecto amor,
ven y refléjate en nuestra memoria
cuando nos amargue la tentación!

Porque nuestro ruego se acomoda

si a ti lo enviamos conmovidos de corazón,
Porque no en vano la iglesia toda,
te ha declarado su protector.

Amen.
San José, ministro de la salvación.

Lo mas probable es que San José haya muerto antes del comienzo de la vida pública de Jesús ya que no estaba presente en las bodas de Canaá ni se habla mas de él. De estar vivo, San José hubiese estado sin duda al pie de la Cruz con María. La entrega que hace Jesús de su Madre a San Juan da también a entender que ya San José estaba muerto.

 José siempre en unión esencial con María y Jesús, y por ellos, forma parte del depósito de la fe y de la tradición apostólica dada a la Iglesia y trasmitida por ésta para que   la viva y  la asimile, y viviéndola y asimilándola, la vaya comprendiendo y desarrollando.

No se trata de crear nuevas verdades, sino de desentrañar las virtualidades de la verdad josefina. Podemos decir, proporcionalmente, como dice San Juan de la Cruz de Jesucristo, que San José es una fuente riquísima de la que siempre podemos arrancar riquezas a base de la fe, de la devoción, del estudio y de la experiencia mística.


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¡Oh amabilísimo Patriarca, Señor San José! Desde el abismo de nuestra pequeñez, dolor y ansiedad, te contemplamos con emoción y alegría de nuestras almas en tu solio del cielo, como gloria y gozo de los Bienaventurados, pero también como padre de los huérfanos en la tierra, consolador de los tristes, amparador de los desvalidos, gozo y amor de tus devotos ante el trono de Dios, de tu Jesús y de tu santa Esposa.

Por eso nosotros, pobres, desvalidos, tristes y necesitados, a Vos dirigimos hoy y siempre nuestras lágrimas y penas, nuestros ruegos y clamores del alma, nuestros arrepentimientos y nuestras esperanzas; y hoy especialmente traemos ante tu altar y tu imagen una pena para que consueles, un mal para que remedies, una desgracia que impidas, una necesidad que socorras, una gracia que obtengas para nosotros y para nuestros seres queridos.

Y para conmoverte y obligarte a oírnos y conseguírnoslo, te lo pediremos y demandaremos, urgente y confiadamente.

Por eso invocamos ahora los títulos que tenés para compadecerte de nosotros y todos los motivos que tenemos para esperar que no dilates el oír nuestra petición y remediar nuestra necesidad; siendo tan cierta nuestra fe en tu bondad y poder, que al sentirla te sentirás también obligado a obtener y darnos más aún de lo que pedimos y deseamos.
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Te lo pedimos por lo mucho que en este mundo sufriste y padeciste para sustentar y servir al Hijo del Altísimo y a la Reina de los Ángeles.

Te lo pedimos  por el heroico sacrificio de tu voluntad, cuando le ofreciste al Eterno Padre los últimos momentos en que el hombre Dios iba a expirar por nuestra salvación.

Te lo pedimos  por tu apacible y felicísimo transito y por la gloria singular que ahora disfrutas en el Empíreo.

Te lo pedimos  humildemente por todas tus angustias, necesidades, pruebas, tribulaciones, penalidades, sufrimientos, dolores y gozos, ¡Oh buen San José sentimos en el corazón una fuerza que nos alimenta y anima a pedirte que hagas  la gran misericordia de obtener lo que te vamos a pedir, pues Jesús nada niega!

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¡Oh mi buen Padre! Te pedimos que te dignes oírnos y concedernos lo que te pedimos:

(Aquí levantando el corazón a lo alto, enfervorizando los afectos se le pedirá con tierno afán, con dulce empeño y con amorosa porfía lo que se desea). 


Lee tus intenciones en este momento.

Y se terminara rezando
 Padre Nuestro, Ave Maria y Gloria.

Luego se dice:
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Te suplicamos, Dios y Señor nuestro que los méritos del Santísimo Esposo de tu Santísima Madre, nos ayuden, amparen y favorezcan, para que lo que no alcanza nuestro débil y limitado poder, se nos conceda por su intercesión y ruego.

 Te lo pedimos por el amor de quien te custodió en esta tierra a tí, Señor, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amen.

Amén.
Propósito del día


otros días de oración:

 - Domingo - Lunes - Martes - Miércoles - Jueves - Viernes - Sábado -

7 días a San José - Viernes

 San José, ejemplo de compromiso y participación. 

Inicio de cada día:
Acto de Contricción

Patriarca Santo, bendito San José,
custodio de los desamparados
aquí humildemente llegamos
arrepentidos de nuestros pecados.

Oye nuestros ruegos, no nos abandones,

bríndanos siempre tu protección.
 Haz que en el cielo, nuestras oraciones
sean acogidas y tengan valor.

Tu que gozas de eterna gloria,
donde se siente perfecto amor,
ven y refléjate en nuestra memoria
cuando nos amargue la tentación!

Porque nuestro ruego se acomoda

si a ti lo enviamos conmovidos de corazón,
Porque no en vano la iglesia toda,
te ha declarado su protector.

Amen.

San José, ejemplo de compromiso y participación.

El evangelio resume la prolongada vida oculta de Jesús en Nazaret en una frase que destaca la obediencia del hijo y la autoridad paterna de José y de María. Bajó con ellos y vino a Nazaret y les estaba sujeto, y la madre conservaba todo esto en su corazón. Jesús crecía en edad, sabiduría y gracia ante Dios y los hombres (Lc 2,51-52; cfr Mt 2,22-23).

Significa que Jesús vive en una vida familiar normal en aquella sociedad, si bien con algunas características, fruto de la abundancia de gracia derramada en aquella familia, como es la importancia que cobra en ella la madre junto al padre.

La Virgen María cuenta como mujer en aquella familia. El Padre no lo es todo. Aquella casa es la casa de la familia, no sólo del padre; se reparten los derechos. Por eso la educación y formación humano religiosa del hijo es obra de sus padres.

San José, además de enseñarle la Ley y otros aspectos religiosos y culturales, le enseñó el oficio de carpintero, pues cuando Jesús apareció en la vida pública  le apodan, sin más, el carpintero, oficio que había heredado de su padre (Mc 6,3)
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Bendito y glorioso Señor San José, patriarca amable, padre indulgente y amigo compasivo de los que sufren.

Por aquella amarga tristeza de la que fue presa tu sensible corazón cuando viste los sufrimientos de niño salvador, con mirada profética contemplaste su ignominiosisima pasión y muerte, en piedad te pedimos:

Tu que eres el protector de los huérfanos y desvalidos, el abogado de los que no lo tienen, el patrón de cuantos han sido desolados. No deseches pues, la humilde plegaria de estos hijos.

A ti, oh Santo nuestro, imploramos tu piedad con nuestra fervorosa oración. Sin mirar nuestra suma indignidad obtennos cuanto en ella te pedimos, mejorando lo que encerrase de imperfecto y enderezando lo que no sea de tu agrado.

Estamos seguros de que no dilataras el cumplimiento de nuestros clamores y peticiones siendo tan grande nuestra fe en la eficacia de tu excelso patrocinio, que al verla te obligaras a darnos más de lo que pedimos y son nuestros deseos.
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Te lo pedimos por el doloroso derramamiento de sangre que presenciaste en su circuncisión y por la dulzura y poder que encierra el dulcísimo nombre de Jesús, que fue el que por orden del cielo le pusiste al adorable Niño.

Te lo pedimos por tu precipitada huida a Egipto y la gran pobreza que experimentaste en aquella tierra inhospitalaria mientras allí permaneciste, llegando a ser tan extrema tu necesidad, que no tenías con que vestir y alimentar a tu pequeña familia.

Te lo pedimos  por la pesadumbre indescriptible ¡Ay! Que sentías cada vez que el Divino Niño te pedía un pedazo pan “y no lo tenías para dárselo”.

Te lo pedimos por la extrema aflicción que sufriste cuando habiendo perdido al Niño de edad de doce años, estuviste privado de su dulce compañía por el espacio de tres días, que parecieron tres siglos, y por tu gozo inenarrable al encontrarlo en el Templo.
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¡Oh nuestro buen Padre! Te pedimos que te dignes oírnos y concedernos lo que te pedimos:

(Aquí levantando el corazón a lo alto, enfervorizando los afectos se le pedirá con tierno afán, con dulce empeño y con amorosa porfía lo que se desea).

Lee tus intenciones en este momento.

Y se terminara rezando
 Padre Nuestro, Ave Maria y Gloria.

Luego se dice:
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Concédenos también para aquellos que se encomiendan a nuestras oraciones, lo que les sea útil conforme a los designios de Dios.

Por ultimo se nuestro dulce Protector y de aquellos que amamos en nuestra ultima hora, para que de este modo todos juntos cantemos en el cielo las glorias de Jesús, María y José. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amen.

Amén.
Propósito del día


otros días de oración:

 - Domingo - Lunes - Martes - Miércoles - Jueves - Viernes - Sábado -

7 días a San José - Jueves

San José, testigo con María del nacimiento de Cristo.


Inicio de cada día:
Acto de Contricción

Patriarca Santo, bendito San José,
custodio de los desamparados
aquí humildemente llegamos
arrepentidos de nuestros pecados.

Oye nuestros ruegos, no nos abandones,

bríndanos siempre tu protección.
 Haz que en el cielo, nuestras oraciones
sean acogidas y tengan valor.

Tu que gozas de eterna gloria,
donde se siente perfecto amor,
ven y refléjate en nuestra memoria
cuando nos amargue la tentación!

Porque nuestro ruego se acomoda

si a ti lo enviamos conmovidos de corazón,
Porque no en vano la iglesia toda,
te ha declarado su protector.

Amen.


San José, testigo con María del nacimiento de Cristo.

Llegó el momento para S. José y  María de partir hacia Belén para apadronarse según el decreto del Cesar. Esto vino en muy difícil momento ya que ella estaba encinta. 
En Belén tuvo que sufrir con La Virgen la carencia de albergue hasta tener que tomar refugio en un establo. Allí nació el hijo de la Virgen.

El atendía a los dos como si fuese el verdadero padre. Cual sería su estado de admiración a la llegada de los pastores, los ángeles y mas tarde los magos de Oriente. Referente a la Presentación de Jesús en el Templo, San Lucas nos dice: "Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él".(Lucas 2:33).
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 José, con María, es testigo privilegiado del nacimiento de Jesús en este mundo, a quien acoge como hijo suyo, en una situación de suma pobreza y anonadamiento, a pesar de ser el Salvador del mundo, como le había revelado el ángel. En calidad de marido acompaña constante a María y en calidad de padre recibe al hijo nacido de su esposa, engendrado por el Espíritu Santo.

Asimismo es testigo de la adoración de los pastores y escucha maravillado, como María, lo que dicen de aquel Niño. San Lucas resalta la alegría que llevaron los pastores a la gruta, que expresan en tales términos que José y María se maravillan de lo que oyen. José estaba admirado de lo que sentía decir de aquel Niño, hijo suyo. Esta actitud admirativa, de José ante las maravillas cantadas, forma parte de su personalidad. Un aspecto muy importante de su persona y de su sensibilidad.
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¡Oh amabilísimo Patriarca, Señor San José! Desde el abismo de nuestra pequeñez, dolor y ansiedad, te contemplamos con emoción y alegría de nuestras almas en tu solio del cielo, como gloria y gozo de los Bienaventurados, pero también como padre de los huérfanos en la tierra, consolador de los tristes, amparador de los desvalidos, gozo y amor de tus devotos ante el trono de Dios, de tu Jesús y de tu santa Esposa.

Por eso nosotros, pobres, desvalidos, tristes y necesitados, a Vos dirigimos hoy y siempre nuestras lágrimas y penas, nuestros ruegos y clamores del alma, nuestros arrepentimientos y nuestras esperanzas; y hoy especialmente traemos ante tu altar y tu imagen una pena para que consueles, un mal para que remedies, una desgracia que impidas, una necesidad que socorras, una gracia que obtengas para nosotros y para nuestros seres queridos.

Y para conmoverte y obligarte a oírnos y conseguírnoslo, te lo pediremos y demandaremos durante treinta días continuos en reverencia a los treinta años que viviste en la tierra con Jesús y María, y te lo pediremos, urgente y confiadamente, invocando los títulos que tenés para compadecerte de nosotros y todos los motivos que tenemos para esperar que no dilates el oír nuestra petición y remediar nuestra necesidad; siendo tan cierta nuestra fe en tu bondad y poder, que al sentirla te sentirás también obligado a obtener y darnos más aún de lo que pedimos y deseamos.

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Te lo pedimos por aquella misericordia infinita que indujo al eterno hijo de Dios a asumir nuestra flaca naturaleza y nacer en este mundo de penas y de miserias.

Te lo pedimos por aquella hondísima amargura que embargo tu amante corazón, cuando ignorando el misterio de la encarnación no sabias si abandonar o no a la Purísima Virgen María.

Te lo pedimos por la ansiedad que experimentaste, cuando en vano buscaste en las posadas de Belén un albergue para tu esposa Inmaculada en un lugar donde siquiera pudiera nacer el niño Dios, y cuando siendo rechazado de todas partes te viste en la purísima necesidad de consentir que la Reina del Cielo diese a luz al Redentor del mundo en un miserable establo.

Te lo pedimos por la angustia indefinible que llenó tu corazón, cuando el ángel a deshora de la noche, entregado que estabas al reposo, te notificó que el Niño Jesús era buscado por sus enemigos, de orden del cruel Herodes.

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¡Oh nuestro buen Padre! Te pedimos que te dignes oírnos y concedernos lo que te pedimos:

(Aquí levantando el corazón a lo alto, enfervorizando los afectos se le pedirá con tierno afán, con dulce empeño y con amorosa porfía lo que se desea).

Lee tus intenciones en este momento.

Y se terminara rezando
 Padre Nuestro, Ave Maria y Gloria.

Luego se dice:

¡Oh mi buen San José! Inspirados en las enseñanzas de la Iglesia Santa y de sus Doctores y Teólogos y en el sentido universal del pueblo cristiano, sentimos en nosotros una fuerza misteriosa, que nos alienta y obliga a pedirte y suplicarte y esperar  que obtengas ,de Dios la grande y extraordinaria gracia quehemos puesto ante este tu altar e imagen y ante tu trono de bondad y poder en el Cielo.

Confiados en la misericordia de Dios y en la Alianza que tenés con tu HIjo. la esperamos, Santo Patriarca. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amen.

Amén.
Propósito del día


otros días de oración:

 - Domingo - Lunes - Martes - Miércoles - Jueves - Viernes - Sábado -

7 días a San José - Miércoles

San José, educador de Jesús.

Inicio de cada día:
Acto de Contricción

Patriarca Santo, bendito San José,
custodio de los desamparados
aquí humildemente llegamos
arrepentidos de nuestros pecados.

Oye nuestros ruegos, no nos abandones,

bríndanos siempre tu protección.
 Haz que en el cielo, nuestras oraciones
sean acogidas y tengan valor.

Tu que gozas de eterna gloria,
donde se siente perfecto amor,
ven y refléjate en nuestra memoria
cuando nos amargue la tentación!

Porque nuestro ruego se acomoda

si a ti lo enviamos conmovidos de corazón,
Porque no en vano la iglesia toda,
te ha declarado su protector.

Amen.

San José, educador de Jesús.

La Sagrada Familia regresó a Nazaret. Desde entonces el único evento que conocemos relacionado con San José es la "pérdida" de Jesús al regreso de la anual peregrinación a Jerusalén (cf. Lucas 2, 42-51).

 San José y la Virgen lo buscaban por tres angustiosos días hasta encontrarlo en el Templo.  Dios quiso que este santo varón nos diera ejemplo de humildad en la vida escondida de su sagrada familia y su taller de carpintería.
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San Alfonso María de Ligorio nos hace reflexionar: "¿Cuánto no es también de creer aumentase la santidad de José el trato familiar que tuvo con Jesucristo en el tiempo que vivieron juntos?"

José durante esos treinta años fue el mejor amigo, el compañero de trabajo con quién Jesús conversaba y oraba. José escuchaba las palabras de Vida Eterna de Jesús, observaba su ejemplo de perfecta humildad, de paciencia, y de obediencia, aceptaba siempre la ayuda servicial de Jesús en los quehaceres y responsabilidades diarios.

Por todo esto, no podemos dudar que mientras José vivió en la compañía de Jesús, creció tanto en méritos y santificación que aventajó a todos los santos.
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Bendito y glorioso Señor San José, patriarca amable, padre indulgente y amigo compasivo de los que sufren.

Por aquella amarga tristeza de la que fue presa tu sensible corazón cuando viste los sufrimientos del niño salvador, con mirada profética contemplaste su ignominiosisima pasión y muerte, en piedad te lo pedimos.

Tu que eres el protector de los huérfanos y desvalidos, el abogado de los que no lo tienen, el patrón de cuantos han sido desolados. No deseches pues, la humilde plegaria de estos hijos.

A ti, oh Santo nuestro, imploramos tu piedad con nuestra fervorosa oración. Sin mirar nuestra suma indignidad obtennos cuanto en ella te pedimos, mejorando lo que encerrase de imperfecto y enderezando lo que no sea de tu agrado.

Estamos seguros de que no dilataras el cumplimiento de nuestros clamores y peticiones siendo tan grande nuestra fe en la eficacia de tu excelso patrocinio, que al verla te obligaras a darnos más de lo que pedimos y son nuestros deseos.
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Te lo suplicamos por tu gozo y tu gloria, cuando contemplasteis la Resurrección de tu Jesús, su subida y entrada en los cielos y su trono de Rey inmortal de los siglos.

Te lo demandamos por tu dicha inefable cuando visteis salir del sepulcro a tu santísima Esposa, resucitada, y ser subida a los cielos por ángeles, y coronada por el Eterno, y entronizada en un solio junto al tuyo como Madre, Señora y Reina de los ángeles y hombres.

Te lo pedimos y rogamos y esperamos confiadamente por tus trabajos, penalidades y sacrificios en la tierra, y por tus triunfos y gloria feliz bienaventuranza en el Cielo con tu Hijo Jesús y tu esposa Santa María.

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¡Oh mi buen Padre! Te pedimos que te dignes oírnos y concedernos lo que te pedimos:

(Aquí levantando el corazón a lo alto, enfervorizando los afectos se le pedirá con tierno afán, con dulce empeño y con amorosa porfía lo que se desea).

Lee tus intenciones en este momento.

Y se terminara rezando
 Padre Nuestro, Ave Maria y Gloria.

Luego se dice:
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Protégenos, Providentísimo Custodio de la Sagrada Familia; aparta de nosotros toda mancha de error y corrupción; asístenos propicio, desde el cielo, fortísimo libertador nuestro, en esta lucha contra el poder de las tinieblas: y, como en otro tiempo librasteis al Niño Jesús del inminente peligro de la vida, así ahora, defiendenos de las asechanzas de sus enemigos y de toda adversidad.

Protégenos con el perpetuo patrocinio, para que, a tu ejemplo y sostenidos por tu auxilio, podamos santamente vivir y piadosamente morir y alcanzar en el cielo la eterna felicidad.  Por Jesucristo Nuestro Señor. Amen.

Amén.
Propósito del día


otros días de oración:

 - Domingo - Lunes - Martes - Miércoles - Jueves - Viernes - Sábado -

7 días a San José - Martes

San José, peregrino de la fe..

Inicio de cada día:
Acto de Contricción

Patriarca Santo, bendito San José,
custodio de los desamparados
aquí humildemente llegamos
arrepentidos de nuestros pecados.

Oye nuestros ruegos, no nos abandones,

bríndanos siempre tu protección.
 Haz que en el cielo, nuestras oraciones
sean acogidas y tengan valor.

Tu que gozas de eterna gloria,
donde se siente perfecto amor,
ven y refléjate en nuestra memoria
cuando nos amargue la tentación!

Porque nuestro ruego se acomoda

si a ti lo enviamos conmovidos de corazón,
Porque no en vano la iglesia toda,
te ha declarado su protector.

Amen.

San José, peregrino de la fe

San José tuvo que vivir unos años con la Virgen y el Niño en el exilio de Egipto.   Esto representaba dificultades muy grandes: la Sagrada familia, siendo extranjera, no hablaba el idioma, no tenían el apoyo de familiares o amigos, serían víctimas de prejuicios, dificultades para encontrar empleo y la consecuente pobreza. San José aceptó todo eso por amor sin exigir nada.

Una vez mas por medio del ángel del Señor, supo de la muerte de Herodes: "«Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y ponte en camino de la tierra de Israel; pues ya han muerto los que buscaban la vida del niño.»  El se levantó, tomó consigo al niño y a su madre, y entró en tierra de Israel.  Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí; y avisado en sueños, se retiró a la región de Galilea". Mateo 2:22.
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San Pedro Crisólogo dice: "José fue un hombre perfecto, que posee todo género de virtudes" El nombre de José en hebreo significa "el que va en aumento. "Y así se desarrollaba el carácter de José, crecía "de virtud en virtud" hasta llegar a una excelsa santidad.

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¡Oh amabilísimo Patriarca, Señor San José! Desde el abismo de nuestra pequeñez, dolor y ansiedad, te contemplamos con emoción y alegría de nuestras almas en tu solio del cielo, como gloria y gozo de los Bienaventurados, pero también como padre de los huérfanos en la tierra, consolador de los tristes, amparador de los desvalidos, gozo y amor de tus devotos ante el trono de Dios, de tu Jesús y de tu santa Esposa.

Por eso nosotros, pobres, desvalidos, tristes y necesitados, a Vos dirigimos hoy y siempre nuestras lágrimas y penas, nuestros ruegos y clamores del alma, nuestros arrepentimientos y nuestras esperanzas; y hoy especialmente traemos ante tu altar y tu imagen una pena para que consueles, un mal para que remedies, una desgracia que impidas, una necesidad que socorras, una gracia que obtengas para nosotros y para nuestros seres queridos.

Y para conmoverte y obligarte a oírnos y conseguírnoslo, te lo pediremos y demandaremos urgente y confiadamente, invocando los títulos que tenés para compadecerte de nosotros y todos los motivos que tenemos para esperar que no dilates el oír nuestra petición y remediar nuestra necesidad; siendo tan cierta nuestra fe en tu bondad y poder, que al sentirla te sentirás también obligado a obtener y darnos más aún de lo que pedimos y deseamos.

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 Te lo rogamos y esperamos por el heroico sacrificio con que ofrecisteis la víctima de tu Jesús al Dios Eterno para la cruz y para la muerte por nuestros pecados y nuestra redención.

Te lo demandamos por la dolorosa previsión, que te hacía todos los días contemplar aquellas manos infantiles, taladradas un día en la Cruz por agudos clavos; aquella cabeza que se reclinaba dulcísimamente sobre tu pecho, coronada de espinas; aquel cuerpo divino que estrechabais contra tu corazón, ensangrentado y extendido sobre los brazos de la Cruz; aquel último momento en que le veíais expirar y morir por nosotros, por nuestras almas, por nuestros pecados.

Te lo pedimos por tu dulcísimo tránsito de esta vida en los brazos de Jesús y María y tu entrada en el Limbo de los Justos en el cielo, donde tenéis tu trono de poder.

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¡Oh mi buen Padre! Te pedimos que te dignes oírnos y concedernos lo que te pedimos:

(Aquí levantando el corazón a lo alto, enfervorizando los afectos se le pedirá con tierno afán, con dulce empeño y con amorosa porfía lo que se desea).

Lee tus intenciones en este momento.

Y se terminara rezando
 Padre Nuestro, Ave Maria y Gloria.

Luego se dice:

A ti, bienaventurado San José, acudimos en nuestra tribulación; y después de invocar el auxilio de tu Santísima Esposa solicitamos también confiados tu patrocinio. Por aquella caridad que con la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, te tuvo unido, y por el paterno amor con que abrazaste al Niño Jesús, humildemente te suplicamos vuelvas benigno los ojos a la herencia que con su Sangre adquirió Jesucristo, y con tu poder y auxilio socorras nuestras necesidades. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amen.

Amén.
Propósito del día


otros días de oración:

 - Domingo - Lunes - Martes - Miércoles - Jueves - Viernes - Sábado -

7 días a San José - Lunes

San José, esposo de María y padre de Jesús.


Inicio de cada día:
Acto de Contricción

Patriarca Santo, bendito San José,
custodio de los desamparados
aquí humildemente llegamos
arrepentidos de nuestros pecados.

Oye nuestros ruegos, no nos abandones,

bríndanos siempre tu protección.
 Haz que en el cielo, nuestras oraciones
sean acogidas y tengan valor.

Tu que gozas de eterna gloria,
donde se siente perfecto amor,
ven y refléjate en nuestra memoria
cuando nos amargue la tentación!

Porque nuestro ruego se acomoda

si a ti lo enviamos conmovidos de corazón,
Porque no en vano la iglesia toda,
te ha declarado su protector.

Amen.



San José, esposo de María y padre de Jesús.

Después de la visita de los magos de Oriente, Herodes el tirano, lleno de envidia y obsesionado con su poder, quiso matar al niño. San José escuchó el mensaje de Dios transmitido por un ángel: «Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al niño para matarle.» Mateo 2:13.  San José obedeció y tomo responsabilidad por la familia que Dios le había confiado.
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San Bernardino de Siena nos enseña: "... siendo María la dispensadora de las gracias que Dios concede a los hombres, ¿con cuánta profusión no es de creer que enriqueciese de ella a su esposo San José, a quién tanto amaba, y del que era respectivamente amada? " Y así, José crecía en virtud y en amor para su esposa y su Hijo, a quién cargaba en brazos en los principios, luego enseñó su oficio y con quién convivió durante treinta años.
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Bendito y glorioso Señor San José, patriarca amable, padre indulgente y amigo compasivo de los que sufren.

Por aquella amarga tristeza de la que fue presa tu sensible corazón cuando viste los sufrimientos de niño salvador, con mirada profética contemplaste su ignominiosisima pasión y muerte, en piedad te lo pedimos.

Tu que eres el protector de los huérfanos y desvalidos, el abogado de los que no lo tienen, el patrón de cuantos han sido desolados. No deseches pues, la humilde plegaria de estos hijos.

A ti, oh Santo nuestro, imploramos tu piedad con nuestra fervorosa oración. Sin mirar nuestra suma indignidad obtennos cuanto en ella te pedimos, mejorando lo que encerrase de imperfecto y enderezando lo que no sea de tu agrado. Estamos seguros de que no dilataras el cumplimiento de nuestros clamores y peticiones siendo tan grande nuestra fe en la eficacia de tu excelso patrocinio, que al verla te obligaras a darnos más de lo que pedimos y son nuestros deseos.
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Te lo imploramos por la dolorosísima y humillante circuncisión de tu  Jesús, y por el santo y dulcísimo nombre que le impusisteis por orden del Eterno para consuelo, amor y esperanza nuestra.

Te lo demandamos por tu sobresalto al oír del Ángel la muerte decretada contra tu Hijo Dios, por tu obedientísima huida a Egipto, por las penalidades y peligros del camino, por la pobreza del destierro, y por tus ansiedades al volver de Egipto a Nazaret.

Te lo pedimos por tu aflicción dolorosa de tres días al perder a tu Hijo, y por tu consolación suavísima al encontrarle en el templo; por tu felicidad inefable de los treinta años que vivisteis en Nazaret con Jesús y María sujetos a tu autoridad y providencia.
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¡Oh mi buen Padre! Te pedimos que te dignes oírnos y concedernos lo que te pedimos:

(Aquí levantando el corazón a lo alto, enfervorizando los afectos se le pedirá con tierno afán, con dulce empeño y con amorosa porfía lo que se desea).

Lee tus intenciones en este momento.

Y se terminara rezando
 Padre Nuestro, Ave Maria y Gloria.

Luego se dice:
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Concédenos también para aquellos que se encomiendan a nuestras oraciones, lo que les sea útil conforme a los designios de Dios, y por ultimo se nuestro dulce Protector y de aquellos que amamos en nuestra ultima hora, para que de este modo todos juntos cantemos en el cielo las glorias de Jesús, María y José. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amen.

Amén.
Propósito del día



otros días de oración:

 - Domingo - Lunes - Martes - Miércoles - Jueves - Viernes - Sábado -





7 días a San José - Domingo

San José, servidor del Plan de Dios.


Inicio de cada día:
Acto de Contricción

Patriarca Santo, bendito San José,
custodio de los desamparados
aquí humildemente llegamos
arrepentidos de nuestros pecados.

Oye nuestros ruegos, no nos abandones,

bríndanos siempre tu protección.
 Haz que en el cielo, nuestras oraciones
sean acogidas y tengan valor.

Tu que gozas de eterna gloria,
donde se siente perfecto amor,
ven y refléjate en nuestra memoria
cuando nos amargue la tentación!

Porque nuestro ruego se acomoda

si a ti lo enviamos conmovidos de corazón,
Porque no en vano la iglesia toda,
te ha declarado su protector.

Amen.


San José, servidor del Plan de Dios.

La fe de San José fue probada con el misterioso embarazo de María. No conociendo el misterio de la Encarnación y no queriendo exponerla al repudio y su posible condena a lapidación, pensaba retirarse cuando el ángel del Señor se le apareció en sueño: "Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. Así lo tenía planeado, cuando el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Despertado José del sueño, hizo como el Angel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer." (Mat. 1:19-20, 24). 
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Santa Teresa era particularmente devota de San José y solía decir se le apareció muchas veces y andaba a su lado.

"Parece que Jesucristo quiere demostrar que así como San José lo trató tan sumamente bien a El en esta tierra, El le concede ahora en el cielo todo lo que le pida para nosotros. Pido a todos que hagan la prueba y se darán cuenta de cuán ventajoso es ser devotos de este santo Patriarca".

"Yo no conozco persona que le haya rezado con fe y perseverancia a San José, y que no se haya vuelto más virtuosa y más progresista en santidad". -Sta. Teresa.
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¡Oh amabilísimo Patriarca, Señor San José! Desde el abismo de nuestra pequeñez, dolor y ansiedad, te contemplamos con emoción y alegría de nuestras almas en tu solio del cielo, como gloria y gozo de los Bienaventurados, pero también como padre de los huérfanos en la tierra, consolador de los tristes, amparador de los desvalidos, gozo y amor de tus devotos ante el trono de Dios, de tu Jesús y de tu santa Esposa.

Por eso nosotros, pobres, desvalidos, tristes y necesitados, a Vos dirigimos hoy y siempre nuestras lágrimas y penas, nuestros ruegos y clamores del alma, nuestros arrepentimientos y nuestras esperanzas; y hoy especialmente traemos ante tu altar y tu imagen una pena para que consueles, un mal para que remedies, una desgracia que impidas, una necesidad que socorras, una gracia que obtengas para nosotros y para nuestros seres queridos.

Y para conmoverte y obligarte a oírnos y conseguírnoslo, te lo pediremos y demandaremos, urgente y confiadamente, invocando los títulos que tenés para compadecerte de nosotros y todos los motivos que tenemos para esperar que no dilates el oír nuestra petición y remediar nuestra necesidad; siendo tan cierta nuestra fe en tu bondad y poder, que al sentirla te sentirás también obligado a obtener y darnos más aún de lo que pedimos y deseamos.

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 Te lo pedimos por la bondad divina que obligó al Verbo Eterno a encarnarse y nacer en la pobre naturaleza humana, como Dios de Dios, Dios Hombre, Dios del Hombre, Dios con el Hombre.

Te lo suplicamos por tu ansiedad de sentirte obligado a abandonar a tu santa Esposa, dejándola sola, y yendo solo sin ella.

Te lo rogamos por tu resignación dolorosísima para buscar un establo y un pesebre para palacio y cuna de Dios, nacido entre los hombres, que le obligan a nacer entre animales.

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¡Oh mi buen Padre! Te pedimos que te dignes oírnos y concedernos lo que te pedimos:

(Aquí levantando el corazón a lo alto, enfervorizando los afectos se le pedirá con tierno afán, con dulce empeño y con amorosa porfía lo que se desea).

Lee tus intenciones en este momento.

Y se terminara rezando
 Padre Nuestro, Ave Maria y Gloria.

Luego se dice:

¡Oh mi buen San José! Inspirados en las enseñanzas de la Iglesia Santa y de sus Doctores y Teólogos y en el sentido universal del pueblo cristiano, sentimos en nosotros una fuerza misteriosa, que nos alienta y obliga a pedirte y suplicarte y esperar  que obtengas ,de Dios la grande y extraordinaria gracia quehemos puesto ante este tu altar e imagen y ante tu trono de bondad y poder en el Cielo: la esperamos, Santo Patriarca. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amen.

 Amén.

Propósito del día


otros días de oración:

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INICIO - 7 días a San José

Señal de la Cruz 
✞ 

Inicio de cada día:
Acto de Contricción

Patriarca Santo, bendito San José,
custodio de los desamparados
aquí humildemente llegamos
arrepentidos de nuestros pecados.

Oye nuestros ruegos, no nos abandones,
bríndanos siempre tu protección.
 Haz que en el cielo, nuestras oraciones
sean acogidas y tengan valor.

Tu que gozas de eterna gloria,
donde se siente perfecto amor,
ven y refléjate en nuestra memoria
cuando nos amargue la tentación!

Porque nuestro ruego se acomoda
si a ti lo enviamos conmovidos de corazón,
Porque no en vano la iglesia toda,
te ha declarado su protector.

Amen.

Rezar según el día: