San José, peregrino de la fe..
San José, peregrino de la fe
Inicio de cada día:
Acto de Contricción
Patriarca Santo, bendito San José,
custodio de los desamparados
aquí humildemente llegamos
arrepentidos de nuestros pecados.
Oye nuestros ruegos, no nos abandones,
bríndanos siempre tu protección.
custodio de los desamparados
aquí humildemente llegamos
arrepentidos de nuestros pecados.
Oye nuestros ruegos, no nos abandones,
bríndanos siempre tu protección.
Haz que en el cielo, nuestras oraciones
sean acogidas y tengan valor.
sean acogidas y tengan valor.
Tu que gozas de eterna gloria,
donde se siente perfecto amor,
ven y refléjate en nuestra memoria
cuando nos amargue la tentación!
Porque nuestro ruego se acomoda
si a ti lo enviamos conmovidos de corazón,
Porque no en vano la iglesia toda,
te ha declarado su protector.
donde se siente perfecto amor,
ven y refléjate en nuestra memoria
cuando nos amargue la tentación!
Porque nuestro ruego se acomoda
si a ti lo enviamos conmovidos de corazón,
Porque no en vano la iglesia toda,
te ha declarado su protector.
Amen.
San José tuvo que vivir unos años con la Virgen y el Niño en el exilio de Egipto. Esto representaba dificultades muy grandes: la Sagrada familia, siendo extranjera, no hablaba el idioma, no tenían el apoyo de familiares o amigos, serían víctimas de prejuicios, dificultades para encontrar empleo y la consecuente pobreza. San José aceptó todo eso por amor sin exigir nada.
Una vez mas por medio del ángel del Señor, supo de la muerte de Herodes: "«Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y ponte en camino de la tierra de Israel; pues ya han muerto los que buscaban la vida del niño.» El se levantó, tomó consigo al niño y a su madre, y entró en tierra de Israel. Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí; y avisado en sueños, se retiró a la región de Galilea". Mateo 2:22.
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San Pedro Crisólogo dice: "José fue un hombre perfecto, que posee todo género de virtudes" El nombre de José en hebreo significa "el que va en aumento. "Y así se desarrollaba el carácter de José, crecía "de virtud en virtud" hasta llegar a una excelsa santidad.
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¡Oh amabilísimo Patriarca, Señor San José! Desde el abismo de nuestra pequeñez, dolor y ansiedad, te contemplamos con emoción y alegría de nuestras almas en tu solio del cielo, como gloria y gozo de los Bienaventurados, pero también como padre de los huérfanos en la tierra, consolador de los tristes, amparador de los desvalidos, gozo y amor de tus devotos ante el trono de Dios, de tu Jesús y de tu santa Esposa.
Por eso nosotros, pobres, desvalidos, tristes y necesitados, a Vos dirigimos hoy y siempre nuestras lágrimas y penas, nuestros ruegos y clamores del alma, nuestros arrepentimientos y nuestras esperanzas; y hoy especialmente traemos ante tu altar y tu imagen una pena para que consueles, un mal para que remedies, una desgracia que impidas, una necesidad que socorras, una gracia que obtengas para nosotros y para nuestros seres queridos.
Y para conmoverte y obligarte a oírnos y conseguírnoslo, te lo pediremos y demandaremos urgente y confiadamente, invocando los títulos que tenés para compadecerte de nosotros y todos los motivos que tenemos para esperar que no dilates el oír nuestra petición y remediar nuestra necesidad; siendo tan cierta nuestra fe en tu bondad y poder, que al sentirla te sentirás también obligado a obtener y darnos más aún de lo que pedimos y deseamos.
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Te lo rogamos y esperamos por el heroico sacrificio con que ofrecisteis la víctima de tu Jesús al Dios Eterno para la cruz y para la muerte por nuestros pecados y nuestra redención.
Te lo demandamos por la dolorosa previsión, que te hacía todos los días contemplar aquellas manos infantiles, taladradas un día en la Cruz por agudos clavos; aquella cabeza que se reclinaba dulcísimamente sobre tu pecho, coronada de espinas; aquel cuerpo divino que estrechabais contra tu corazón, ensangrentado y extendido sobre los brazos de la Cruz; aquel último momento en que le veíais expirar y morir por nosotros, por nuestras almas, por nuestros pecados.
Te lo pedimos por tu dulcísimo tránsito de esta vida en los brazos de Jesús y María y tu entrada en el Limbo de los Justos en el cielo, donde tenéis tu trono de poder.
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¡Oh mi buen Padre! Te pedimos que te dignes oírnos y concedernos lo que te pedimos:
(Aquí levantando el corazón a lo alto, enfervorizando los afectos se le pedirá con tierno afán, con dulce empeño y con amorosa porfía lo que se desea).
Lee tus intenciones en este momento.
Y se terminara rezando
Padre Nuestro, Ave Maria y Gloria.
Luego se dice:
A ti, bienaventurado San José, acudimos en nuestra tribulación; y después de invocar el auxilio de tu Santísima Esposa solicitamos también confiados tu patrocinio. Por aquella caridad que con la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, te tuvo unido, y por el paterno amor con que abrazaste al Niño Jesús, humildemente te suplicamos vuelvas benigno los ojos a la herencia que con su Sangre adquirió Jesucristo, y con tu poder y auxilio socorras nuestras necesidades. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amen.
Amén.
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